sábado, 22 de septiembre de 2012


Escritos para el Alma # 34 

¿Cómo es el Cielo?

Mis amados, una vez más Dios ha guiado mi corazón para tocar un tema muy lindo; ¿Cómo es el cielo? Desde ya espero este tema sea de mucha bendición e inspiración para su vida de tal manera que también usted pueda inspirarse a estar en este maravilloso e indescriptible lugar rodeado de la presencia de nuestro Dios.

Cuan a menudo encontramos testimonio de personas que supuestamente han muerto y han viajado al cielo, otros que han tenido revelaciones por medio de sueños y algunos otros que manifiestan haber sido llevado por el mismo Señor Jesucristo; seguro que usted ya habrá escuchado alguno de ellos. Yo, ya en muchas ocasiones los he escuchado y también leído. Pero; ¿Qué tan ciertas son esas revelaciones? Bueno, no estoy aquí para criticarles pues, cada uno dará cuenta a Dios de sus propias palabras; ¡eso dice la escritura!

Bueno, quiero comenzar con la descripción que más abunda en nuestro tiempo y que muy a mundo escuchamos aún en el seno de nuestras iglesias. Hace unos años atrás, se presento a mí una preciosa hermana quien me solicitó le ayudará a traducir al español un pequeño libro que había realizado; inicialmente en portugués, luego alguien lo traducía al inglés y a mí se me solicitaba la tarea de hacerlo en español; tarea que desistí hacer debido a la discrepancia de interpretación. Basado en esta interpretación y muchas otras similares; he aquí hago un resumen el ella:

El Cielo –Interpretación muy popular-
El cielo, es una ciudad muy bella, lleno de hermosas casas, lindas carreteras, centros comerciales y un tráfico muy ordenado. Hay casas de una, dos y mas plantas. Cuando vi esta revelación (dicen algunos) vi una casa muy linda, esa era la casa que Dios había preparado para mí. Esta interpretación está basada en un par der cantos que han sido muy populares a lo largo de muchos años en la creencia de que Cristo fue a preparar una casa ó mansión para cada hermano; esos cantos son:

Bellas Mansiones y Mas allá del Sol; cantos que están arraigadas  profundamente en el corazón de todo creyente (hasta en el mío). Permítame Presentar este canto marcando las partes que se refieren a las mansiones con letras itálicas:

Bellas Mansiones
Mansión gloriosa tengo yo en el cielo,
Do las maldades nunca entrarán.
Toda tristeza cambiará en consuelo,
Y en dulce canto el dolor y afán.

Coro:
Bellas mansiones hay allá en la gloria;
Tendré en la mía el gozo sin par.
Suenan las notas de la grata victoria;
Voy pues con gozo a mi dulce hogar.

En este mundo predomina el llanto,
Somos sujetos al dolor fatal.
Más en el cielo cesará el quebranto
Y por los siglos nunca habrá más mal.

Amigo mío, cuánto anhelo yo verte
Libre de penas y de turbación.
A Jesucristo debes ya entregarte;
Tendrás también una bella mansión.

Más Allá del Sol
Aunque en esta vida no tengo riquezas,
Sé que allá en la Gloria tengo una mansión.
Cual alma perdida entre las pobrezas,
De mi Jesucristo tuvo compasión.

Coro:
Mas allá del sol, Mas allá del sol,

Yo tengo un hogar, hogar bello hogar más allá del sol.
Así por el mundo yo voy caminando,
De pruebas rodeado y de tentación,
Pero a mi lado me va consolando,
Mi bendito Cristo en la turbación.

A los pueblos todos, del linaje humano,
Cristo quiere darles plena salvación,
También una casa para cada hermano,
Fue a prepararles a la santa Sion.

Observemos que en estos cantos se resaltan la doctrina de las casas ó mansiones individuales; ej.: Mansión gloriosa tengo yo en el cielo, Bellas mansiones hay allá en la gloria, Tendré en la mía, Tendrás también una bella mansión, tengo una mansión, una casa para cada hermano. De hecho estas frases han sembrado la idea de casas o misiones individuales para cada creyente. Bueno, ¡tampoco los culpo por creer así! De todas maneras son, han y serán lindos cantos que inspiran a todo cristiano.

Agregando otra explicación a este tipo de interpretación, veamos las palabras de Cristo las cuales para muchos creyentes son la promesa de ir a preparar casas ó mansiones para los creyentes;

San Juan 14:
“1 No se turbe vuestro corazón; creéis en Dios, creed también en mí. 2  En la casa de mi Padre muchas moradas (mansiones) hay; si así no fuera, yo os lo hubiera dicho. Voy, pues, a preparar lugar para vosotros. 3  Y si me fuere y os preparare lugar, vendré otra vez, y os tomaré a mí mismo; para que donde yo estoy, vosotros también estéis. 4  Y sabéis a dónde voy, y sabéis el camino”

Una simple vista al texto nos lleva a pensar que Jesús había dicho que iría al cielo a ‘construir casas’ para cada uno de sus seguidores; nosotros los creyentes. Y que luego un día vendría para llevarnos a vivir en esas casas celestiales, doctrina que como dije antes; es pregonada por muchos creyentes y predicadores.

Lo que Cristo realmente ofreció;
Bajo estas palabras lo que realmente Jesús dijo es que; ‘en la casa de mi Padre hay muchas residencias’ ó sea lugar donde residir. El Strong diccionario nos dice que la palabra usada es
μονή
(mon-ay) que es lugar para estar o para residir. Lo que traducido literalmente en las palabras de Cristo es: “En la casa de mi padre hay lugar para morar” lo que sabemos por medio de las escrituras es que el cielo es un solo lugar para morar eternamente bajo la presencia misma de Dios.

¿Por qué rechazar la creencia de muchas casa individuales?

Volviendo a la descripción de interpretación de las visiones y los sueños ya mencionados; cuando hablamos de casas, carreteras, carros, centros comerciales, etc. Esto nos lleva a pensar en un cielo con una vida terrenal; trabajo, construcción, viviendas, mercados, carreteras, carros y si seguimos la lista terminamos con un panorama completamente igual al terrenal. Donde las casas nos sirven para protegernos del sol, la lluvia y aún de los ladrones.

¿Cómo es el cielo?
Debo decir claramente que para describir el cielo no existen palabras humanas que puedan darnos la descripción en detalles, San Pablo mismo dijo en una ocasión que él fue llevado al tercer ‘cielo’ y que oyó y obviamente vio cosas que no pudo describir:

2 Corintios 12:
1 Ciertamente no me conviene gloriarme; pero vendré a las visiones y a las revelaciones del Señor. 2 Conozco a un hombre en Cristo, que hace catorce años (si en el cuerpo, no lo sé; si fuera del cuerpo, no lo sé; Dios lo sabe) fue arrebatado hasta el tercer cielo. 3 Y conozco al tal hombre (si en el cuerpo, o fuera del cuerpo, no lo sé; Dios lo sabe), 4 que fue arrebatado al paraíso, donde oyó palabras inefables que no le es dado al hombre expresar.

 ¿Cómo describe la Biblia el cielo?

De aquí en adelante voy a concentrarme en describir el cielo a la luz de lo que la palabra de Dios nos muestra de ese lugar hermoso, donde usted y yo vamos a morar con Dios. Promesa que poseemos después de entregar nuestra vida a Cristo Jesús.

Apocalipsis 21:
1 Vi un cielo nuevo y una tierra nueva porque el primer cielo y la primera tierra pasaron, y el mar ya no existía más. 2 Y yo Juan vi la santa ciudad la nueva Jerusalén, descender del cielo, de Dios, dispuesta como una esposa ataviada para su marido.3 Y oí una gran voz del cielo que decía: He aquí el tabernáculo de Dios con los hombres, y él morará con ellos; y ellos serán su pueblo y Dios mismo estará con ellos como su Dios. 4 Enjugará Dios toda lágrima de los ojos de ellos; y ya no habrá muerte ni habrá más llanto, ni clamor, ni dolor porque las primeras cosas pasaron”

Aquí Juan nos presenta una nueva ciudad ‘La Nueva Jerusalén’ esta es descrita como ‘El Tabernáculo de Dios con los hombres’ es decir el lugar de habitación de Dios con los hombres salvos, Dios morará con nosotros. Viviremos como un solo pueblo donde ya no habrá lagrimas, muerte, llanto ni dolor. Todo es perfecto.


Juan nos presenta en el mismo Capitulo 21; como es La Nueva Jerusalén; veamos:

“9 Y vino uno de los siete ángeles que tenían las siete copas llenas de las últimas siete plagas, y habló conmigo, diciendo: Ven, te mostraré la novia, la esposa del Cordero. 10 Y me llevó en el Espíritu a un monte grande y alto, y me mostró la ciudad santa, Jerusalén, que descendía del cielo, de Dios, 11 y tenía la gloria de Dios. Su fulgor era semejante al de una piedra muy preciosa, como una piedra de jaspe cristalino. 12 Tenía un muro grande y alto con doce puertas, y en las puertas doce ángeles; y en ellas había nombres escritos, que son los de las doce tribus de los hijos de Israel. 13 Había tres puertas al este, tres puertas al norte, tres puertas al sur y tres puertas al oeste. 14 El muro de la ciudad tenía doce cimientos, y en ellos estaban los doce nombres de los doce apóstoles del Cordero.15 Y el que hablaba conmigo tenía una vara de medir de oro, para medir la ciudad, sus puertas y su muro. 16 Y la ciudad está asentada en forma de cuadro, y su longitud es igual que su anchura. Y midió la ciudad con la vara, doce mil estadios; y su longitud, anchura y altura son iguales. 17 Y midió su muro, ciento cuarenta y cuatro codos, según medida humana, que es también de ángel. 18 El material del muro era jaspe, y la ciudad era de oro puro semejante al cristal puro. 19 Los cimientos del muro de la ciudad estaban adornados con toda clase de piedras preciosas: el primer cimiento, jaspe; el segundo, zafiro; el tercero, ágata; el cuarto, esmeralda; 20 el quinto, sardónice; el sexto, sardio; el séptimo, crisólito; el octavo, berilo; el noveno, topacio; el décimo, crisopraso; el undécimo, Jacinto; y el duodécimo, amatista. 21 Las doce puertas eran doce perlas; cada una de las puertas era de una sola perla; y la calle de la ciudad era de oro puro, como cristal transparente. 22 Y no vi en ella templo alguno, porque su templo es el Señor, el Dios Todopoderoso, y el Cordero. 23 La ciudad no tiene necesidad de sol ni de luna que la iluminen, porque la gloria de Dios la ilumina, y el Cordero es su lumbrera. 24 Y las naciones andarán a su luz, y los reyes de la tierra traerán a ella su gloria. 25 Sus puertas nunca se cerrarán de día (pues allí no habrá noche); 26 y traerán a ella la gloria y el honor de las naciones; 27 y jamás entrará en ella nada inmundo, ni el que practica abominación y mentira, sino sólo aquellos cuyos nombres están escritos en el libro de la vida del Cordero.

Capítulo 22:
1 Y me mostró un río de agua de vida, resplandeciente como cristal, que salía del trono de Dios y del Cordero, 2 en medio de la calle de la ciudad. Y a cada lado del río estaba el árbol de la vida, que produce doce clases de fruto, dando su fruto cada mes; y las hojas del árbol eran para sanidad de las naciones. 3 Y ya no habrá más maldición; y el trono de Dios y del Cordero estará allí, y sus siervos le servirán. 4 Ellos verán su rostro, y su nombre estará en sus frentes. 5 Y ya no habrá más noche, y no tendrán necesidad de luz de lámpara ni de luz del sol, porque el Señor Dios los iluminará, y reinarán por los siglos de los siglos”.

 El cielo entonces es un lugar extremadamente maravilloso en palabras humanas, pues en palabras celestiales no puede ser comparado con nada, el cielo es simplemente la morada de Dios. Es el lugar donde habita Dios con sus ejércitos celestiales; los ángeles, querubines y serafines. Este es lugar conde todo creyente llegará para vivir eternamente con Cristo, es un lugar eterno donde no cuenta el tiempo. Cuando los creyentes entremos en el cielo, la morada celestial llegaremos con un cuerpo transformado en un cuerpo vivificado, es decir un cuerpo nuevo, perfecto e incorruptible, un cuerpo que nunca envejece. En el cielo; ya no existe el dolor, ni el llanto, tampoco existen los recuerdos del pasado terrenal… en el cielo todo es hecho nuevo y tendremos un gozo permanente por el hecho de estar bajo la gloria de Dios; caminaremos en caminos de oro junto al mar cristalino. Escucharemos y seremos parte de la alabanza eterna que se rinde al Dios eterno autor de nuestra salvación.

 Ahora, hasta este punto de mi escrito, quiero preguntarte; ¿estarás tú en el cielo? Bueno, aquí está la formula divina para poder entrar al cielo eterno de Dios;

 Apocalipsis 21:

27 y jamás entrará en ella nada inmundo,… sino sólo aquellos cuyos nombres están escritos en el libro de la vida del Cordero.

¿El Libro de la vida? Este es el libro donde están escritos los nombres de todos aquellos que han recibido el perdón de Dios por medio de la sangre de nuestro Señor Jesucristo. ¿Está tu nombre en el libro de la vida? Si no está, ¿por qué no escribirlo en este justo momento? Este es un acto de fe en la promesa de Dios quien dice;

Romanos 10:
9 que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo. 10 Porque con el corazón se cree para justicia, pero con la boca se confiesa para salvación. 11 Pues la Escritura dice: Todo aquel que en él creyere, no será avergonzado”

 San Juan 3:
16 Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna. 17 Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él. 18 El que en él cree, no es condenado”

Apocalipsis 20:
“15 Y el que no se halló inscrito en el libro de la vida fue lanzado al lago de fuego”

 Mi amado; inscribo tu nombre hoy en el libro de la vida pidiendo a Jesús que sea tu salvador, hazlo de esta manera:

Señor Jesús,
Quiero hoy, pedirte perdón por vivir alejado de ti. Te doy las gracias por haber venido a morir en la cruz del calvario por mí; hoy te entrego mi vida y te invito a que seas mi Señor y Salvador, en tu nombre te lo pido, ¡Amén!

Si este escrito ha sido de bendición a tu vida, cuéntamelo y compártelo con tus amistades.

  

Gustavo@levantateybrilla.com

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